martes, 5 de julio de 2011

ROBERT BURTON. UNA REPÚBLICA POÉTICA Y EL 15 M

¡¡Qué fortuna!! Llega a mis manos un librito delicioso que revive tras una conversación con Coco, maravillosa moderadora del “Debate del pueblo sobre el Estado de la Nación”, desde una postura femenina. Me habla de decir “nosotras” (inclusivo y femenino), y de excomulgar el “yo”, el “mío”, como principio fundamental de esta nueva República (de momento interior) que trata de ser el 15M. Y entonces la lectura fresca de Robert Burton salta a la memoria como un resorte. Salta junto con Foucault y junto con Eurípides. Me explico. Eurípides fue un autor eminentemente “feminista”. En sus obras da la voz a quien en aquella sociedad griega no la tenía: las mujeres. Sus “Troyanas” son un ejemplo de lucidez femenina. Eurípides vivió en el siglo de Pericles. Luego esta posición no es una posición moderna. Más parece responder a un cierto sentido común… como se encarga de establecer Foucault con su teoría de la historia como “vacuolas de orden” (ese: "las cosas no fueron siempre así, aunque lo parezca"). Y en esas vacuolas aparece Burton con este fragmento de la inmensa “Anatomía de la Melancolía” llamado “Una República poética”, publicado y traducido en una edición cuidadísima por Ediciones Utopía. Robert Burton nació a finales del XVI y murió doscientos años antes que Goethe, y mientras este seguía firmando sentencias de muerte en 1842 por “brujería”, aquel, doscientos años antes, intentaba establecer una verdadera reflexión sobre el funcionamiento de las cosas entre los hombres. Aunque no es mi intención aquí pormenizar todo el texto, sí quisiera señalar algunos aspectos que me fascinan. La lectura es, al modo horaciano, “delectare”, y los principios de la libertad quedan poco a poco impresos con frases de autoridades. En la búsqueda del hombre que quiere para su República, dice: “no hace mal a nadie decir una cosa buena dos veces”, y “la deshonestidad no es más que necedad y locura” “No podemos considerar hombre libre al que vive con temor” Pero, ¿qué es un necio, Burton? “es necio el que busca algo que no puede encontrar; es necio el que busca aquello que, una vez encontrado, le perjudica más de lo que le beneficia; es necio el que teniendo varios modos de llevar sus viajes a buen fin, escoge el peor.” Para Burton “sabio y feliz son términos intercambiables” y “la libertad consiste en vivir según las leyes propias de cada uno” Este es el hombre de Burton, un hombre libre, honesto, sabio. ¡¡Un hombre!! No alguien que se somete a las leyes que circulan en derredor, sino el que vive por sí. Pero para ello hacen falta unas condiciones. “la fertilidad de un país no es suficiente” “hace falta el tesón, que atrae a todo lo bueno”. Es como si estuviera hablando al 15 M, o desde él, mostrando lo que queda del camino. “¿Quién se puede lamentar o deplorar bastante estas ruinas?” No, hay que ir hacia delante, necesitamos hombre políticos, ¿pero cómo son? “Lo que dijo Luciano de un historiador, lo digo yo del político: “Quien quiera hablar y escribir libremente, no debe estar sujeto a ningún príncipe ni a ninguna ley, sino que debe exponer el tema como es verdaderamente, sin preocuparse de que a alguien la pueda gustar o disgustar”. Condena la corrupción, a los manirrotos y derrochadores y habrá gente que “vigilarán que ningún funcionario, bajo pretexto de autoridad, sea prepotente con sus inferiores y que como las bestias salvajes, ni oprima, domine, despelleje, muela, pisotee, sea parcial o corrupto” “Quien se haya arruinado será reprobado públicamente, y el que no pueda pagar sus deudas, si se ha empobrecido por libertinaje o negligencia, será encarcelado durante doce meses, y si en ese tiempo no ha satisfecho a sus acreedores, se le colgará” (¡¡Oh, Diosa banca, campos de minas en la República de Burton!!), porque, dice “no se les dejará que acumulen dinero aparte, sino que lo lleven a un banco público, que habrá en todas las ciudades” “no admitiré prestamistas, fiadores y usureros mordaces”. Burton, no por ingenuidad, defiende el “reparto equitativo (para que una casa dominante no absorba vorazmente todo, que es algo muy común entre nosotros). Pero ¿dice algo Burton de la sanidad? “Y estos hospitales construidos así y mantenidos sin colectas, limosna o donativos, no serán para un número de personas fijo, sino para quien pase necesidades, mayores o menores, y se pagará siempre del erario público” ¿y de la Educación? “Facilitaré escuelas públicas de todo tipo, de canto, de danza, de esgrima…” Recompensa el trabajo independientemente de la condición, da voz a los plebeyos, retira títulos a los que dilapidan sus fortunas mediante el libertinaje, llena el espacio de poetas y pintores, y acaba diciendo: “peragit tranquilla potestas, quod violentia nequit” (el poder pacífico consigue lo que la violencia no logra). Tales son los principios del movimiento 15M, tales eran los pensamientos de Burton; autor de una de las obras más monumentales de toda la historia de Inglaterra, mucho antes de que el Estado moderno estuviera siquiera en proceso de germinación… Algo más profundo que el tiempo y el contexto late en sus palabras. Algo que está en los hombres de entonces, de ahora y de siempre. Algo que está en nosotros, en nosotras.

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